martes, 21 de octubre de 2008

La vida es sueño.

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción;
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Le tengo rabia al silencio.





















Cuando el amor me hizo señas
todo entero me encendí
y a fuerza de ser callado

callado me consumí.

Le tengo rabia al silencio
por lo mucho que perdí
que no se quede callado
quien quiera vivir feliz

domingo, 31 de agosto de 2008

La Jaula

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.

martes, 26 de agosto de 2008

20.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

jueves, 31 de julio de 2008

いろはー歌

Even the blooming flowers
Will eventually fade
even our world
is not eternal

The deep mountains of vanity
cross them today
and superficial dreams
shall no longer delude you





The pangram poem Iroha-uta ("ABC song/poem"), which dates to the 10th century, uses every hiragana once (except n ん, which was just a variant of む before Muromachi era).

jueves, 17 de julio de 2008

'There is a little garden with long grass far from here. There are big white stars. There is a crystal moon. There is a big old tree that protects you.'
Virginia cried. She put her face in her hands.
'The Garden of Death', she said.
'Yes, Death. Death must be so beautiful. To be in the earth with the grass above your head, and listen to silence. To have no yesterday, and no tomorrow. To forget time, to forgive life, to be at peace. You can help me. You can open the doors of Death's house. Love is always with you. Love is stronger than Death.'

domingo, 13 de julio de 2008

Through the looking glass and what Alice found there.

"... En la cabecera de la mesa había tres sillas: las Reinas Roja y Blanca ocupaban dos, pero la del medio estaba vacía. Alicia se snetó en ésa, un poco incómoda por el silencio, y anhelando que alguien hablara.
Al fin, l aReina Roja empezó:
-Te has perdido la sopa y el pescado -dijo-. ¡Traed la carne! Y los criados pusieron una pierna de carnero ante Alicia, que la miró con un poco de ansiedad, porque nunca había tenido que trinchar un cuarto antes.
-Se te ve un poco tímida; permíteme presentarte a esta pierna de carnero -dijo la Reina Roja-. Alicia... carnero: carnero... Alicia.
La pierna de carnero se incorporó en el plato y le hizo una pequeña reverencia a la niña, que la retribuyó sin saber si debía asustarse o divertirse.
-¿Puedo darles una tajada?- dijo, tomando el tenedor y el cuchillo, y mirando de una Reina a la otra.
-Por cierto que no- dijo la Reina Roja, muy decididamente-. La etiqueta no permite cortar a alguien a quien has sido presentada. ¡Llévense la pierna!"

lunes, 7 de julio de 2008

Día tras día, un trío de mujeres.

Me siguen hasta la puerta de mi empleo, lo que escribo de noche de día me lo rompen. Las tres negras me espían detrás de un panal de altísimos cocoyos.
Y tú, dominicana del demonio, que lo único que haces es dejarme chupado como un higo. Pasas las mañanas escuchando salsa, merengue, chachachá. ¡Que tu Willie Chirino! ¡Que tu Jerry Rivera! Si yo fuera Willie Chirino te daría salsa de patadas, un merengue de escupidas. Tú y tus tres primas libidinosas, que impúdicamente imponen al centro de la mesa a sus novios senegalíes y marroquíes: marroquíes que se las marrocan, en sus camiones de la frontera; senegalíes que se las ensartan en las piezas del yoti. Si no fuera porque en el amor eras más dulce que un racimo de blanquísimas papayas. Si no fuera porque me bates el pichiciego hasta que le bota la leche y tímida eyaculas, entre titas, rodhesias y jorgitos. Si no fuera porque cuando paseas por Corrientes enloqueces libreros a granel, ¡uf!, judíos harapientos, dueños de los libros hermanos de los dicha.

Tú,
que el único diez que te sacaste en la vida
fue debajo de la mesa.

Tú,
que el único diez, el único nueve,
te lo sacaste dibujando garabatos de saliva
en el tronco de tus educadores.

¡Oh, tu mi flor de tilo!

¡Oh, tú dominicana del demonio!

Y ahora te toca: te toca un uno, un cero, te toca que te halaguen, te toca trabajar en un supermercado, de cadeta de cajera de cajera cadeta de cadeta cajera, te toca que te roben la cartera un tintel un rímel una novela de Arenas. Tristes fueron las noches en que estuvimos separados y las tres cuadras más lindas de mi barrio las caminé con vos y ahora tengo que olvidarlas o pegar la vuelta a la manzana; que hay una góndola para vos en el supermercado y está esperándote, ¡muerta de risa ¡ que nadie da un peso por lo que hacés y menos por lo que sos, que los libros son porque el papel lo aguanta todo, que a veces te vienen unas ganas locas de garchar en bicicleta. ¡Loquita!, que leíste más de cien poemas de Fernández Moreno y ningún soneto, ninguna flor y ahora me pides flores me pides rimas...Comienzo a calentar estos motores, regurgitea la letra geneva con que escribo y acá te va lo dicho es hecho: ¡Que la rima rima con rosa y la prosa es prosa debajo de las bolas!
A vos, ¿te gusta Perec, te gusta Perec, te gusta Perec?
Perdón por la maleza.

domingo, 29 de junio de 2008

Martina et moi.

Champignjór. dice:
¿Cómo estás?
roja dice:
como naranja
roja dice:
escribo algo que me cuesta
roja dice:
lo dejo
roja dice:
nunca dejo
roja dice:
voy a retomarlo después de la naranja
roja dice:
es raro
roja dice:
como que
roja dice:
puedo alargar el sentimiento
roja dice:
flasheo
roja dice:
como naranja
roja dice:
flasheo
roja dice:
vos como estas?
Champignjór. dice:
Bien, me duele la panza.

Y además, la profundidad de estar vivo.

martes, 24 de junio de 2008

Palabras del caballero de Mirvel.

"No voy a ocultarte las rarezas que he tenido con el señor Dolmancé. Eres demasiado lista como para censurarlas. De hecho, a mí me gustan las mujeres y sólo me entrego a esos caprichos cuando algun hombre agradable me empuja a ello. Entonces, no me niego a nada. Estoy muy lejos de esa ridicula altanería que hace creer a nuestros jovenes entrometidos que se debe responder con bastozanos a semejantes proposiciones. ¿Acaso el hombre no es dueño de hacer lo que se
le plazca? (...) No fueron ellos quienes decidieron llega al mundo con gustos diferentes, así como no somos nosotros quienes
decidimos nacer chuecos o bien formados. Por otra parte, ¿te desagrada que un hombre te exprese el deseo de gozar de ti? No, sin duda. Es un halago que te hace. Entonces ¿por qué responder a su proposición con ofensas o con insultos? Solo los idiotas pueden reaccionar así. Un hombre sensato jamás hablara de un modo diferente al mio, pero en el mundo esta lleno de insulsos imbéciles que creen que les faltan el respeto cuando los encuentran aptos para esos placeres y que, consentidos por las mujeres y eternamente recelosos de quienes parecen atentar contra sus derechos, se consideran los Quijotes de esos
vulgares derechos, tratando con crueldad a aquellos que no los reconocen en toda su medida."

sábado, 21 de junio de 2008

La virgen loca, el esposo infernal

Escuchemos la confesión de un compañero de infierno:

"Oh divino Esposo, mi Señor, no rechacéis la confesión de la más triste de vuestras sirvientas. Estoy perdida. Estoy borracha. Estoy impura. ¡Qué vida!
"¡Perdón, d
ivino Señor, perdón! ¡Ah, perdón! ¡Qué de lágrimas! ¡Y qué de lágrimas espero más tarde, todavía!
"¡Más tarde, conoceré al divino Esposo! Yo nací sometida a El.
-¡El otro puede golpearme ahora!
"¡Ahora, estoy en el fondo del mundo! ¡Oh amigas mías!... no, no sois mis amigas... Jamás delirios ni torturas semejantes ... ¡Es idiota!
"¡Ah! yo sufro, grito. Sufro en verdad. Sin embargo, todo me está permitido, cargada con el desprecio de los más despreciables corazones.
"En fin, hagamos esta confidencia, aunque haya de repetírsela veinte veces más, ¡igualmente sombría, igualmente insignificante!
"Yo soy esclava del Esposo infernal, aquel que perdió a las vírgenes locas. Es precisamente ese demonio. No es un espectro, no es un fantasma. Pero a mí, que he perdido la prudencia, que estoy condenada y muerta para el mundo, ¡no me han de matar! ¡Cómo describíroslo! Ya ni siquiera sé hablar. Estoy de duelo, lloro, tengo miedo. ¡Un poco de frescura, Señor, si lo consentís, si así lo consentís!
"Yo soy viuda ... Era viuda ... por cierto que sí, yo era muy seria antaño, ¡y no nací para convertirme en esqueleto!...
El era casi un niño... Sus delicadezas misteriosas me sedujeron. Olvidé todo mi deber humano para seguirlo. ¡Qué vida! La verdadera vida está ausente. No pertenecemos al mundo. Yo voy adonde él va, no hay qué hacerle. Y a menudo él se encoleriza contra mí, contra mí, una pobre alma. ¡El Demonio! Porque es un Demonio, sabéis, no es un hombre.
"El dice: "Yo no amo a las mujeres. Hay que reinventar el amor, es cosa sabida. Ellas no pueden desear más que una posición segura. Conquistada la posición, corazón y belleza se dejan de lado: sólo queda un frío desdén, alimento del matrimonio hoy por hoy. O bien veo mujeres, con los signos de la felicidad, de las que yo hubiera podido hacer buenas camaradas, devoradas desde el principio por brutos sensibles como fogatas ..."
"Yo lo escucho hacer de la infamia una gloria, de la crueldad un hechizo. "Soy de raza lejana: mis padres eran escandinavos; se perforaban las costillas, se bebían la sangre. Yo me voy a hacer cortaduras por todo el cuerpo, me voy a tatuar, quiero volverme horrible como un mongol: ya verás, aullaré por las calles. Quiero volverme loco de rabia. Jamás me muestres joyas, me arrastraría y me retorcería sobre la alfombra. Mi riqueza, y o la querría toda manchada de sangre. Jamás trabajaré ..."
"Muchas noches, como su demonio se apoderara de mí, nos molíamos a golpes, ¡yo luchaba con él! Por las noches, ebrio a menudo, se embosca en las calles o en las casas, para espantarme mortalmente. "De veras, me van a cortar el pescuezo; va a ser asqueroso". ¡Oh! esos días en que quiere aparecer con aires de crimen.
"A veces habla, en una especie de dialecto enternecido, de la muerte que trae el arrepentimiento, de los desdichados que indudablemente existen, de los trabajos penosos, de las partidas que desgarran el corazón. En los tugurios donde nos emborrachábamos, él lloraba al considerar a los que nos rodeaban, rebaño de la miseria. Levantaba del suelo a los beodos en las calles oscuras. Sentía la piedad de una mala madre por los niños pequeños. Ostentaba gentilezas de niñita de catecismo. Fingía estar enterado de todo, comercio, arte, medicina. ¡Yo lo seguía, no había nada que hacer!
"Veía todo el decorado de que se rodeaba en su imaginación; vestimentas, paños, muebles; yo le prestaba armas, otro rostro. Yo veía todo lo que lo emocionaba, como él hubiera querido crearlo para sí. Cuando me parecía tener el espíritu inerte, lo seguía, yo, en acciones extrañas y complicadas, lejos, buenas o malas: estaba segura de no entrar nunca en su mundo. Junto a su querido cuerpo dormido, cuántas horas nocturnas he velado, preguntándome por qué deseaba tanto evadirse de la realidad. Jamás hombre alguno tuvo ansia semejante. Yo me daba cuenta -sin temer por él- que podía ser un serio peligro para la sociedad. ¿Quizá tiene secretos para transformar !a vida? No, no hace más que buscarlos, me replicaba yo. En fin, su caridad está embrujada y soy su prisionera. Ninguna otra alma tendría suficiente fuerza -¡fuerza de desesperación!- para soportarla, para ser protegida y amada por él. Por lo demás, yo no me lo figuraba con otra alma: uno ve su Ángel, jamás el Ángel ajeno-según creo-. Yo estaba en su alma como en un palacio que se ha abandonado para no ver una persona tan poco noble como nosotros: eso era todo. ¡Ay! dependía de él por completo. ¿Pero qué pretendía él de mi existencia cobarde y opaca? ¡Si bien no me mataba, tampoco me volvía mejor! Tristemente despechada, le dije algunas veces: "Te comprendo". El se encogía de hombros.
"Así, como mi pena se renovara sin cesar, y como me sintiera más extraviada ante mis propios ojos -¡como ante todos los ojos que hubieran querido mirarme, de no haber estado condenada para siempre al olvido de todos!- tenía cada vez más y más hambre de su bondad. Con sus besos y sus abrazos amistosos, yo entraba realmente en un cielo, un sombrío cielo, en el que hubiera querido que me dejaran pobre, sorda, muda, ciega. Ya empezaba a acostumbrarme. Y nos veía a ambos, como a dos niños buenos, libres de pasearse por el Paraíso de la Tristeza. Nos poníamos de acuerdo. Muy emocionados, trabajábamos juntos. Pero después de una penetrante caricia, me decía: "Cuando yo ya no esté, qué extraño te parecerá esto por que has pasado. Cuando ya no tengas mis brazos bajo tu cuello, ni mi corazón para descansar en él, ni esta boca sobre tus ojos. Porque algún día, tendré que irme, muy lejos. Pues es menester que ayude a otros: tal es mi deber. Aunque eso no sea nada apetitoso... alm4a querida..." De inmediato yo me presentía, sin él, presa del vértigo, precipitada en la sombra más tremenda: la muerte. Y le hacía prometer que no me abandonaría. Veinte veces me hizo esa promesa de amante. Era tan frívolo como yo cuando le decía: "Te comprendo".
"Ah, jamás he tenido celos de él. Creo que no ha de abandonarme. ¿Qué haría? No conoce a nadie, jamás trabajará. Quiere vivir sonámbulo. ¿Bastarían su bondad y su caridad para otorgarle derechos en el mundo real? Por momentos, olvido la miseria en que he caído: él me tornará fuerte, viajaremos, cazaremos en los desiertos, dormiremos sobre el empedrado de ciudades desconocidas, sin cuidados, sin penas. O yo me despertaré, y las leyes y, las costumbres habrán cambiado-gracias a su poder mágico-; el mundo, aunque continúe siendo el mismo, me dejará con mis deseos, con mis dichas, con mis indolencias. ¡Oh! me darás la vida de aventuras que existe en los libros para niños, como recompensa, por tanto como he sufrido? Pero él no puede. Yo ignoro su ideal. Me ha dicho que siente nostalgias, esperanzas: eso no debe concernirme. ¿Le habla a Dios?
"Quizá debiera yo dirigirme a Dios. Estoy en lo más profundo del abismo, y ya no sé orar.
"Si él me explicara sus tristezas, ¿las comprendería yo mejor que sus burlas? Me ataca, pasa horas avergonzándome con todo lo que ha podido conmoverme en el mundo; y se indigna si lloro.
""¿Ves a ese joven elegante que entra en una hermosa y tranquila residencia? Se llama Duval, Dufour, Armando, Mauricio, ¿qué sé yo? Una mujer se ha consagrado a amar a ese malvado idiota: ella ha muerto, y es seguro que ahora es una santa en el cielo. Tú causarás mi muerte, como él causó la muerte de esa mujer. Esa es la suerte que nos toca a nosotros, corazones caritativos..." ¡Ay! había días en que todos los hombres con sus actos parecíanle juguetes de grotescos delirios: y, se reía espantosamente, durante largo rato. Luego, recuperaba sus maneras de joven madre, de hermana querida. ¡Si fuera menos salvaje, estaríamos salvados! Pero también su dulzura es mortal. Yo me le someto. ¡Ah, estoy loca!
"Acaso un día desaparezca maravillosamente; pero es menester que yo sepa si ha de subir a algún cielo, ¡que pueda ver un poco la asunción de mi amiguito!"
¡Vaya una pareja!

Les colchiques


Le pré est vénéneux mais joli en automne
Les vaches y paissant
Lentement s'empoisonnent
Le colchique couleur de cerne et de lilas
Y fleurit tes yeux sont comme cette fleur-la
Violatres comme leur cerne et comme cet automne
Et ma vie pour tes yeux lentement s'empoisonne

Les enfants de l'école viennent avec fracas
Vêtus de hoquetons et jouant de l'harmonica
Ils cueillent les colchiques qui sont comme des mères
Filles de leurs filles et sont couleur de tes paupières
Qui battent comme les fleurs battent au vent dément

Le gardien du troupeau chante tout doucement
Tandis que lentes et meuglant les vaches abandonnent
Pour toujours ce grand pré mal fleuri par l'automne

Guillaume Apollinaire